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Manipulación informática de una imagen del texto "Camino de la Servidumbre" de Jorge Moruno, publicado en la página web Sociología Crítica: http://dedona.wordpress.com/2013/03/14/camino-a-la-servidumbre-jorge-moruno/ .
Texto escrito en letra Arial Bold de 14 Opt (seleccionando con el puntero se puede leer el texto completo)
Computer manipulation of an image of the text "Road to Serfdom", by Jorge Moruno, published on the website Critical Sociology: http://dedona.wordpress.com/2013/03/14/camino-a-la-servidumbre-jorge-moruno/ .
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Camino de la servidumbre/ Jorge Moruno
Estás en el
paro y un miércoles a mediodía te llega un mensaje al
móvil enviado por el Servicio de Empleo: el jueves a las 13:45 tiene que presentarse a un curso formativo y
a una posible oferta de trabajo en Aranjuez. Aranjuez, para alguien
que vive en Madrid capital supone gastarse casi
10 euros en el tren, además de tener que caminar un buen rato desde la estación hasta el lugar donde se ofrece la
formación. Si no acudes a la cita por cualquier motivo, sea porque no ves el
sms, porque has perdido el móvil, te has quedado sin batería, o no puedes
acudir con tan poco tiempo de antelación, en cualquier caso te arriesgas a
perder la prestación de desempleo. El móvil aquí no sirve para
comunicarse entre las personas, sino que, se utiliza a modo de pulsera
carcelaria que controla y monitoriza a la
población en desempleo, esperando cualquier
fallo o imprevisto para ahorrar dinero
anulando prestaciones. Es la versión postmoderna de
las leyes de pobres y Casas de corrección en la Inglaterra del siglo XVI y
XVII, cuando los vagabundos y desempleados
eran marcados,
condenados a la servidumbre, o corregidos en su
actitud. Algo parecido argumenta la OCDE al
proponer que España debe vincular los pagos de las prestaciones a los
resultados en la búsqueda activa de empleo.
Una vez llegas al complejo donde te han citado, te encuentras
sentada junto a decenas de personas más, la mayoría mujeres de distintos
perfiles, muchas de ellas, con alto nivel formativo y conocimiento de lenguas;
las entrevistas se van realizando a granel, grupos van saliendo, grupos van
entrando. La oferta en cuestión es para trabajar de crupier en un casino de
próxima apertura en Madrid que gestiona el casino de Aranjuez. Para ello,
explican que previamente es necesario cursar una formación que comienza en
marzo y finaliza en agosto, no pagada y que si no tienes suficientes
meses de paro, difícilmente lo puedas hacer. El curso se postula como una
oportunidad de futuro, como un favor que
ofrece el casino por formarte en un sector tan pujante como es el del juego. Si
aceptas, alrededor de 200 personas pasarán a realizar el curso teniendo que
acudir durante 6 meses de lunes a viernes de 9 a 15h, gastando sólo en tren
unos 540 euros –con abono-, o el equivalente en gasolina si se va en coche
desde Madrid. El curso no garantiza la
obtención de un puesto de trabajo y en el caso de conseguirlo, tampoco
asegura que vaya a ser en el nuevo casino situado en
la capital, por lo que es posible que finalmente haya que desplazarse
definitivamente a la localidad de Aranjuez, a unos 50 kilómetros de Madrid.
En el mejor de los casos, una vez superado el curso
satisfactoriamente y seleccionado posteriormente, esa persona tiene el gran privilegio de poder trabajar de crupier durante 6 meses de contrato cobrando 930 euros
brutos dentro del horario de noche-madrugada. Las miradas cómplices se repiten
entre las personas allí presentes, algunas optan por la risa colectiva evitando
llorar, otras
además, comparten frustraciones y rabia
desorbitada ante la percepción de tanta
injusticia y ninguneo generalizado,
algunas en cambio, sufren una situación más
desesperada y se ven forzados a tener que aceptar. La
coyuntura hace de este insulto a la dignidad una
oportunidad de lujo si nos ponemos en la piel de quien lleva 3 años en paro y
tiene que mantener una familia. Así de tétrico es el chantaje que imponen los mismos que te hunden, pero que luego, se
presentan como salvadores recibiendo CV en sus sedes. Situaciones como ésta son moneda corriente entre las vidas
de precarios y parados, tanto, que a veces pasan desapercibidas, como una gota
cayendo sobre otra que acaba de caer. Existe todo un amplio abanico de
humillaciones, de chantajes cotidianos, que cuanto más se van agravando en el tiempo,
menos importancia se les acaba dando porque desgraciadamente se
normalizan. Las élites que nunca sufren estas humillaciones y nunca están expuestas al precipicio social, continuamente nos exhortan a adoptar posturas
sumisas y asumir lo que hay como si la estafa
de la crisis,
tuviera el mismo origen que el impacto de un meteorito.
La CEOE, esa casta empresarial que cuenta entre sus
filas con personas tan modélicas como Díaz Ferrán o Arturo Fernández, o su
actual presidente Joan Rosell y miembros del PP, llevan tiempo acusando a
los parados por no aceptar trabajos, porque o bien se les paga menos que con la
prestación o bien no les sale a cuenta considerando el desplazamiento, el
sueldo u otros factores. A Laponia deberíamos ir si hace falta, nos dicen los
mismos que se benefician de las amnistías fiscales, la desesperación y el
miedo a la pobreza.
Es el negocio redondo: si te cuesta encontrar empleo, cuando finalmente lo
encuentras, si lo consigues, debes olvidarte de la palabra derecho. Jesús Herraiz,
propietario del grupo empresarial Vinotium, busca perfiles de
parados de larga duración porque así pensarán “más vale que me porte bien, más bien haga las cosas
bien, para no volver a la situación en la que estaba”
En estas condiciones desaparece cualquier rasgo de democracia y
autonomía en la toma de decisiones que afectan a nuestra vida individual y
colectiva, puesto que, al estar parado se te considera un
paria y si estás empleado eres un privilegiado que no
puede quejarse y reivindicar ni siquiera lo que está legalmente establecido en
el estatuto de los trabajadores, las sucesivas reformas laborales ya se
encargan de eso. Todos somos potenciales parias,
algunos más que otros, pero siempre compartiendo un nuevo escenario en el que
va desapareciendo los medios colectivos que apoyan a quien tropieza, a quien
corre menos, a quien necesita ayuda o simplemente a quien no quiere o no puede
correr.
Mientras lo que importe no sea aquello que se genera al
tener empleo -cierta seguridad-, sino el hecho de generar empleo por sí mismo y
bajar porcentajes, la vida quedará en un segundo plano y la servidumbre pasará
al primero. Mientras se persista en pleno siglo XXI, en seguir imponiendo el
empleo como la única vía de integración social sin tomar en consideración el
reparto de la riqueza, el efecto embudo y el chantaje, continuarán siendo la palanca con la que una sociedad
totalizada por la institución empresa, nos
impone a la mayoría el régimen de neo-servidumbre. Inmigrantes, emigrantes, asalariados, precarias, falsos autónomos, pequeños negocios, emperdedores, son el
variado compendio de realidades que expresa el proletariado postmoderno
surgido del moribundo régimen salarial. La lucha del último contra el penúltimo
y del penúltimo contra el último se hará más encarnizada si no se construyen
vínculos sociales que soporten y aporten comunidad. Nuestras muchas y
diferentes identidades han de converger en este aspecto crucial en aras de
defender la vida contra la servidumbre.
Los gurús del nuevo capitalismo, sus áulicos, nos empujan a
preguntarnos constantemente, ¿para qué servimos? ¿Con qué
competencias contamos para que nos consideren empleables? En otras
palabras, ¿para qué somos siervos?, porque servir viene del latín servus (esclavo) y del verbo servire surgen
palabras como servilleta, servidumbre o sirviente. Nos quieren
convertir en una sociedad de siervos que
mientras se ahoga entre el paro y la
precariedad, agradezca como buenos súbditos, las buenas
obras de los hombres de éxito y héroes como Amancio Ortega
o Joan Roig. Salir del camino que nos conduce a la servidumbre comienza cuando los que realmente producimos la riqueza y
damos sentido a la vida, tenemos fuerza y le obligamos al 1% a escuchar la
misma pregunta. ¿Y vosotros para qué servís, parásitos?
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